Ric Flair vs. Ricky Steamboat (c): NWA Clash Of The Champions #6 - Ragin' Cajun (2/4/1989) - NWA World Heavyweight Championship Best Two Out Of Three Falls Match
El motivo principal por el que valoro tanto este combate es su estructura y cómo está articulado con un manejo de ritmos excelso y una imprevisibilidad admirable, en especial debido a las ideas llevadas a cabo en este combate y sobre las que voy a reflexionar más adelante. Además de ser muy interesantes en términos de ejecución —ya que no se siente como una rutina, sino como algo genuino—, muchos de los motivos de este combate han sido estudiados y experimentados mucho posteriormente. Se siente como si dos de los mejores luchadores de la historia no tuvieran ningún sesgo sobre cómo debe ser el pro wrestling y simplemente se guiasen por sus mejores instintos durante casi una hora para presentar una lucha excelente. En realidad, eso es lo que ocurrió, y lo que en consecuencia consigue que varias de las ideas más destacables del combate tuvieran un éxito atemporal incluso en la época actual, en la que los luchadores priorizan una lucha superflua que se basa más en los movimientos y un estilo vistoso que en las emociones. Sin embargo, esto tiene poco que ver con el combate en sí.
A lo que me refiero principalmente con esto, es a lo que engloba un entendimiento profundo de la psicología en el pro wrestling. Un combate puro de face contra heel. El héroe contra el canalla. Sin ánimo de ser pretencioso, la interpretación que propongo está relacionada con la capacidad de una pelea de más de cincuenta minutos de mantenerse tan bien.
Ricky Steamboat vs Ric Flair es la representación de la lucha eterna entre el bien y el mal.
En el combate, todo lo que ocurre es muy simple: sumisiones que importan y son significativas a largo plazo —como la insistencia en los headlocks de Ricky Steamboat y la forma en que destroza las piernas y la espalda de Ric Flair—, la ofensiva de Flair basada en chops y los oportunos contraataques de Steamboat, que le daban al público la esperanza de que el héroe podía ganar a su oponente y superar la adversidad. El detalle de que Steamboat luche con un gear blanco y Flair con uno negro. Y, sobre todo, el trabajo de Ric Flair como heel.
Cuando pensamos en el mal, especialmente en relación con las personas, a menudo lo asociamos con la crueldad y con inmoralidades graves. Sin embargo, esto cambia al observar a quién desempeña la función de heel en este combate. Ric Flair no es cruel ni cínico; al menos, no lo es tanto como lo que su viva imagen representa. Ric Flair es cobarde, pero por la acumulación de sus acciones acaba viéndose como un ser aún más despreciable, algo que ayuda a aumentar la inversión emocional en el combate y en el deseo de que Ricky Steamboat gane de forma contundente. El mensaje que considero inherente al combate y que refuerza la premisa que le doy a este, es que por encima de todo, Ric Flair es deshonesto, y son las pequeñas mentiras las que han provocado muchas de las peores tragedias de la humanidad.
Si una lucha lleva a cabo esa premisa con una buena estructura puede ser muy buena porque siempre se va a mantener, pero no es solo por la temática que el Steamboat/Flair es un éxito, sino por aspectos estilísticos, además de las ideas que he mencionado anteriormente. Con esto no me refiero a la estética de su estilo de lucha. Todos sabemos que Steamboat tiene una ejecución muy pulcra en cuanto a sus movimientos, y la suciedad de Ric Flair le aporta a su estética por paradójico que suene, por lo que también destaca en ello. Lo crucial en el estilo de este combate, es la filosofía que tienen en cómo guiar al público y potenciar sus reacciones manteniendo la tensión y acelerando los momentos de acción. En resumen, se trata del manejo de los ritmos y del público en su conjunto.
Steamboat mantiene a Ric Flair en un headlock durante un tiempo prolongado. Demasiado, para ser justos. Ambos innovaron con algo tan simple lo mejor que pudieron. Con Steamboat aflojando el headlock para luego volver a apretar y buscar oportunidades para seguir realizándolo. El uso del headlock que transiciona en una cobertura me parece una idea muy efectiva, y pienso que es una gran idea seguir apretando su cabeza en los momentos en los que Flair sale del conteo. Steamboat tenía una estrategia: si no le estaba apretando la cabeza, intentaba inmovilizarlo, y si no lo conseguía, iba a seguir manteniéndole abajo con ese método. Incluso en un momento en el que corren por las cuerdas, Steamboat aprovechó a seguir focalizando su ofensiva en la cabeza de Flair con el headlock, y, en otras palabras, hizo de esa sumisión algo más significativo. Ese momento me pareció mágico, y es el mejor ejemplo de que en este combate no hay ningún sesgo sobre cómo debe ser el pro wrestling. Hoy en día, algunos podrían no disfrutar de una lucha con estas características tanto como de una más densa, vistosa y saturada de counters —lo cual es comprensible—. Sin embargo, creo que si los luchadores intentaran guiar al público de esta manera, podrían potenciar las reacciones en sus combates.
Consiste en hacer menos, pero asegurándose de que todo se sienta genuino y más grande que la vida.
Quizá no sea lo que el público moderno espere, pero si los luchadores son buenos, los fans van a apreciarlo. Ric Flair es muy bueno manejando los segmentos de heat, y experimenta lo mejor que puede respecto a cómo lucha un villano. Es como si tomara constantemente la mejor decisión posible, lo cual es un gran mérito, teniendo en cuenta que habían luchado durante cincuenta y cinco minutos. Los contraataques de Steamboat destacan como ejemplos de cuándo acelerar el ritmo de un combate. No voy a priorizar la tensión en detrimento de la acción o viceversa. El pro wrestling como una forma artística de calidad debe equilibrar correctamente la ejecución de ambas dimensiones. Pienso que lo óptimo es que se haga un uso deliberado de ello. Un combate dinámico que no varía en el ritmo es tan plano en esa vertiente como uno lento pero meticuloso.
Yendo a lo intangible de esta pelea, lo que más destaca probablemente sea su estructura, la cual también resulta muy interesante. Puede parecer muy simple, pero todo lo que se hace tiene un peso y la historia pasa por varios momentos que son realmente importantes en lo que termina siendo en su conjunto. Este combate no se centra tanto en las secuencias, sino en los detalles. La primera caída se debió a un roll-up inesperado de Ric Flair, aprovechando que Steamboat fallase una front dropkick. La tercera que había intentado, después de haber conectado dos dropkicks previamente —la última había sido hace diez minutos—. Y como dice el dicho, 'a la tercera va la vencida', lo que provoca que Flair gane la primera caída capitalizando el error de Steamboat, dando una muestra muy minimalista de psicología aprendida y de cómo el más mínimo error importa. Ahora Steamboat debe ganar dos veces a Flair, y no puede permitirse ninguna otra caída porque eso implicaría perder su campeonato. Está claramente en desventaja y hay una sensación de impredecibilidad establecida por el uso adecuado de movimientos básicos como un simple roll-up o el hecho de potenciar una sumisión tan sencilla como un headlock. No todo debe ser contrarrestado, pero los counters no deben verse como algo negativo, sino como una herramienta necesaria que puede generar momentos memorables.
Ricky Steamboat ganó a Flair en Chi-Town Rumble en un combate contendido. Se presentaba en ese combate como campeón y, por lo tanto, con una confianza perceptible. Un detalle que me encantó fue que, después de que Flair empujara a Steamboat para que le dejase espacio en el esquinero, Steamboat respondió con una bofetada. Me encantó porque, aunque probablemente no era la mejor estrategia dentro de la narrativa del combate, ya que lo normal no es sacar ventaja con una bofetada, la intención de imponerse a la arrogancia de Flair hizo que ese recurso fuese tan válido. La lucha se pausaba cuando era necesario. Ambos permitieron que el público crease un ambiente de Big Match antes de que siquiera comenzasen a luchar, para que momentos como el que mencioné anteriormente, por citar solo uno, hiciese estallar al público. Había un par de dinámicas muy perceptibles y en cada momento se sentían presentes e inteligibles. Este combate no solo representa el bien contra el mal, sino también la dualidad entre la juventud e instinto de Ricky Steamboat contra la astucia y la experiencia de Ric Flair. Las secuencias atléticas de Steamboat aparecían esporádicamente durante todo el combate, al igual que las trampas de Flair.
La dinámica del combate cambió en la segunda caída. No diría que se había perdido, pero Steamboat necesitaba luchar con más urgencia. Se notó cuando concluyó que su estrategia de dañar la cabeza de Flair no era lo suficientemente efectiva para ganarle, y menos para llevarse dos caídas. Flair se volvía cada vez más engreído y arrogante. Aunque hacía un buen trabajo como títere en momentos esporádicos utilizando sus elementos distintivos como caerse de manera cómica, seguía siendo una amenaza real, y estaba muy cerca de ganar a Steamboat. Pero fue el héroe quien se llevó la segunda caída, aunque habría preferido que ganase de una manera más creíble que con una elevated double chicken wing. Terry Funk y Jim Ross fueron muy perspicaces como comentaristas. En este caso, mencionaron el accidente de la avioneta que acabó lesionando la espalda de Flair y eso ayudó a contextualizar la pelea y hacer más significativa cualquier ofensiva focalizada en ese grupo muscular, pero Steamboat debería haber cambiado antes su estrategia de usar headlocks y preparar el final de la segunda caída para que hubiese una mayor sensación de peligro y fuese más satisfactoria. Además, Flair no vendió su lesión en la espalda con la intensidad que hubiese deseado después de ese punto.
Es una nimiedad y no empaña el combate, pero es lo que más me disgustó junto a la evidente insistencia inútil en las coberturas de Flair —esperable por la duración del combate y la necesidad de improvisar—. La lucha destaca en los aspectos más importantes del pro wrestling y todos los detalles están muy cuidados, creando lo que es una carta de amor a esta forma de arte. Los comentarios fueron excelentes y el final me encantó por su similitud con la legitimidad de los deportes de combate. No fue contundente, pero tampoco anticlimático. Steamboat ganó de una forma polémica, y debido a eso, Flair puede justificar su revancha. Me parece adecuado debido a la constante dualidad de face y heel que se mantiene en todo momento, además de reforzar mi convicción de que este combate representa la lucha eterna entre el bien y el mal. Y aunque ambos lados siempre estarán presentes, el bien siempre gana.
Pienso que este es el mejor combate de todos los tiempos, y estoy abierto a opiniones contrarias, porque tengo la intención de aprender y es muy probable que me equivoque, así que aprecio que me deis vuestra opinión.
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